domingo, 17 de febrero de 2013

Peñasco Blanco, Metapán, Santa Ana.

Después de una semana de recuperación iniciamos una nueva apuesta. Esta caminata de altura prometía: Iba poder entrar a una cueva y refrescarme en aguas cristalinas.

La curiosidad me arrastró pese al dolor y la experiencia de la última y recién salida explorer, eso sí, tuve que buscar nuevo acompañante porque no cualquiera, después de sufrir en una experiencia, tiene resistencia para aguantar otra a tan poco tiempo de vivida.

El destino: Montaña Peñasco Blanco, entrando por el pueblo San Miguel Ingenio en Metapán. Primero el camino hacia la cueva.





Debido a que no era temporada de lluvias, el calor y las condiciones propias de la montaña, había poca vegetación. De hecho, durante la semana se habían registrado un par de incendios forestales cerca del lugar.




Lo que nunca nos dicen los Picapiedras es que en sus casas hace un calor sofocante. Pudimos comprobarlo al entrar en la cueva en la que sudamos más por el calor que por el esfuerzo físico realizado para llegar a ella. Tuvimos que formar pequeños grupos porque el espacio era estrecho para contenernos a todos dentro y a los murciélagos nerviosos que nos esperaban.

Después, decidimos bajar a refrescarnos a las prometidas aguas cristalinas. Con expectativa y un poco de incredulidad empezamos a caminar, y ¡sorpresa! si son tan limpias como prometía el guía.



Así que sin dudarlo nos sumergimos a disfrutarlas. Esta fue la primera experiencia en montaña que no me dejó con ganas de no volver. Asumo que como todo, con la práctica se mejora.


Altura aproximada: 1865 msnm
Tiempo recorrido: Tres horas de ascenso y dos de descenso.


Panorama: Palmera de puntas amarillas moviéndose con timidez.

domingo, 10 de febrero de 2013

Chiltiupán, La Libertad, El Salvador.

Ocho meses después de que prometí que no volvería a intentar ser montañista (promesa de borracho, como cuando durante la resaca dices que no lo volverás a hacer) lo cual fue incumplido totalmente, me apunté para intentarlo de nuevo. La razón: necesitaba después de una fuerte depresión, demostrar que había vida después de la muerte.

Y heme ahí, armando grupo para la montaña Cuervo Arriba en Chiltiupán, con la promesa del guía de que era una caminata fácil.

Al inicio el calor era agradable, al estar cerca de la costa la humedad combinada con el calor no anima a cualquier hijo pródigo que ha perdido la montaña. Empezamos a caminar y atravesamos un Balsamar, donde pudimos corroborar que aún se utiliza la misma técnica ancestral para obtener el bálsamo de los árboles cuyo poder curativo lo hace codiciable para la industria farmacéutica y los amantes de la medicina alternativa natural.

(Con lo que me encantan los senderos llenos de hojas secas).






En resumen, la técnica consiste en colocar trozos de tela en el tronco del árbol para que absorba el bálsamo que expulsa naturalmente. Luego estas porciones de tela son puestas a hervir para desprender el líquido a fuerza de torque (en buen salvadoreño, torciendo las telas) y es este el que se ocupa como materia prima para diferentes medicamentos.

Después de dos horas bajo el sol y con la escasa agua que por mala preparación me acompañaba, empecé a frustrarme, nos perdíamos del sendero y no lográbamos llegar a la cumbre. Unos 6 kilómetros de camino, en su mayoría cuesta abajo, lo que me intrigaba un poco ya que el objetivo era llegar a la cascada en la cima. Finalmente encontramos nuestro objetivo.




Ahí repusimos fuerzas y nos armamos de paciencia para iniciar el camino de regreso. Estaba feliz de haber llegado que se me olvidó que ahora todas las dulces bajadas se convertirían en duras cuestas a subir.


Me fui con la satisfacción de haberlo intentado y con ganas de volver por más. El aprendizaje de esta caminata fue informarse sobre la temperatura promedio por la que se va a subir para llevar ropa adecuada, además de proveerse de suficiente agua para todo el camino.

Altura aproximada: 1528 msnm.
Tiempo recorrido: Tres horas y media de ascenso y tres horas de descenso.


Panorama: Ventanas con persianas a medias. Día soleado y caluroso.
Escuchando: Tacones por el pasillo.